La vida estera es una
sucesión de decisiones que se viven todos los días, a cada hora. La mayoría de
esas decisiones se toman frente a conflictos de
baja intensidad que no producen ni preocupación ni angustia; por lo
tanto, las personas ni se percatan del conflicto, ni de las decisiones que
toman, menos de las consecuencias que esas decisiones acarrearan.
De esta manera hay al
menos tres decisiones vitales. Una decisión vital es aquella que al tomarla
afecta directamente el curso de la vida de las personas; incluso si no se toma
la decisión de igual manera, la vida ha sido afectada.
1) Estudiar o no
estudiar (esto incluye la decisión de que estudiar).
2) Trabajar o no
trabajar (esto incluye la decisión de en que trabajar)
3) Casarse o no
casarse (incluye la decisión de con quién va a casar).
Todas las otras
decisiones que se tomen en la vida se derivan de una de estas tres, por eso
estas son las decisiones vitales y las otras son decisiones secundarias.
Es posible que en
algún momento los adolescentes encaren la decisión de este conflicto de una
manera combinada, para el caso la decisión vital 1, mezclada con la decisión
vital 2, de tal manera que podría plantear su conflicto así: decidir entre
trabajar o estudiar.
¿Qué ocurre cuando se
toman decisiones equivocadas?
Por lo menos se presentan
4 implicaciones:
a) Provoca
frustración: La persona percibe que se ha equivocado de camino en la obtención
de sus objetivos, lo que se vive con mucho enojo, resultado de la frustración.
b) Hacer perder el
tiempo: Debido al error que se incurre al tomar una decisión equivocada, hay
que invertir el tiempo para entender, corregir, pedir disculpas, enmendar el
camino trazado, dar explicaciones, esperar a que las condiciones sean las
adecuadas para volverlo a intentar etc,; mientras tanto la edad aumenta, el
tiempo avanza y las exigencias sociales también.
c) Se golpea la
autoestima: Ese maravilloso motor que se llama autoestima, sirve como
motivación interna y que permite experimentar sentimientos de seguridad y
autoaceptacion, amor a sí mismo y a una autoimagen de éxitos, termina sufriendo
el impacto de las malas decisiones, ya que debido a que los resultados no son
los esperados la persona se descalifica a sí misma y deja de creer en sus
propias capacidades
d) Debilita la
disposición a esforzarse: El esfuerzo es una disposición, una actitud, es tener
ganas para emplear la energía en la dirección que me lleve a los objetivos que
me he planeado; pero además indica que a pesar de las dificultades que se
presentan se ha de seguir trabajando por esos objetivos. Pero cuando se toman
decisiones equivocadas, esas "ganas de seguir" se terminan, el deseo
se pierde, el entusiasmo se acaba y la energía se agota. De esta manera se
debilita la disposición a esforzarse.
No importa de qué
tipo de conflicto se trate, aquí se presentan 7 pasos para una mejor toma de
decisiones:
1) DETENTE Y PIENSA:
Las peores decisiones se toman de prisa, sin pensar, sin reflexionar sin medir
consecuencias por eso antes de actuar hay que ponerse a pensar.
2) OBJETIVOS CLAROS:
Esto es determinante, si no hay objetivos, o estos están confusos no será posible
tomar una buena decisión.
3) FACTORES
DETERMINANTES: Indica aquellos elementos que por su importancia pueden
facilitar o dificultar que la decisión que se tome pueda llevarse a la
realidad.
4) DESARROLLAR
OPCIONES: Esto requiere de que se tome un tiempo adecuado para reflexionar y
poder pensar más allá del momento en el que la persona se encuentra.
5) CONSIDERAR LAS
CONSECUENCIAS: Muy probablemente este sea el momento más importante a la hora
de tomar buenas decisiones y este sea el punto más débil en la psicología de
los adolescentes: la dificultad de anticipar las consecuencias de sus actos,
por eso se meten en tantos problemas que bien pudieron haberse evitado.
¡CONSECUENCIAS, TODOS LOS ACTOS GENERAN CONSECUENCIAS!
6) ELIJA: Si han
cumplido con los pasos anteriores, será mucho más fácil para cualquier persona
tomar una decisión, y elegir la mejor opción entre las varias que se haya
presentado.
7) MONITOREAR Y
MODIFICAR: Una vez tomada la decisión hay que actuar de manera consecuente con
la elección hecha. Y en función de los resultados que se van obteniendo tomar
conciencia de si la elección que se tomo fue la correcta.
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